Domingo de Ramos
El Domingo de Ramos es uno de esos días que no me quedo sin ir a misa.
Desde pequeña recuerdo como mi nonnino (es decir, mi bisabuelo) siempre hacía obras de arte con las palmas que traíamos y como todo el mundo de la familia nos regalaba una. Este año no fue excepción... Ya al mediodía teníamos nuestra primera palma de regalo, pero en la tarde estaba más que lista para buscar una personalmente: mi propio prop de "Hossana", después de todo este día se celebra precisamente lo que vive esa canción, la llegada de Jesús a Jerusalem.
Rodeada por la grandeza del Opus Dei -y tratando de borrarme de la cara la marca de "me gusta Dan Brown" y "canto Supertstaaar todas las noches"- el día parecía aún más importante. Digan lo que digan, no hay nada como una Iglesia gigantesca: cuando la arquitectura te recuerda la existencia de ese algo más grande de lo que puedes imaginar y que a veces uno olvida.
Ok, el punto: el Evangelio de ese día, según San Lucas (23, 1-49): la Pasión de Cristo. Entiéndase: El segundo acto desde Pilato hasta el tema final ("Juan 19:41").
No era nada nuevo. Nada que no hubiera escuchado antes. Sin embargo, este día en especial resultó algo más significativo: Esa lectura pasó a ser la fuente, el lugar de donde salió todo eso que cantamos todas las noches. Cada palabra cobraba una nueva vida y me hacía pensar un millón de cosas: "Esta es la clase de historia detrás de JCS... La fuente originaria de donde vino todo", "¿Qué estaría tomando Andrew Lloyd Webber cuando se le ocurrió hacer nada menos que un musical de esto?", "¡Mira! ¡Eso lo canto yo!".
La inclusión de, literalmente, la frase "Crucifícalo, crucifícalo" en el texto y luego en el sermón fue la cúspide de la situación, seguida de los responsoriales "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" y la frase final de "Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu" (Por favor, si no lo han hecho, escuchen "La Crucifixión")... Estaba como metida en la obra, pero fuera de ella, conscientizando que todo venía de un lugar real y que había estado escuchando todos los domingos de Ramos desde que tengo memoria.
Siempre me han hipnotizado las novelas históricas y este musical es, precisamente, eso. Este domingo lo re-confirmé. No estamos narrando nada inventado, sino algo en lo que millones de personas basan sus creencias y su vida, algo tan importante que fue lo primero que decidieron reproducir cuando crearon la imprenta en 1450 y que -como bien canta Judas en "Superstar"- ha sido el Bestseller No. 1 de todos los tiempos.
Wow.
¡Qué forma de sentirse taaaaaan chiquito y taaaaaaan grande a la vez!
Todo esto me parece tan maravilloso que hoy decidí incluirlo aquí junto al texto -tal cual fue leído en la Misa- para que se resorprendan (porque creo que todos ya lo hemos hecho al menos una vez) de la magnitud de lo que estamos haciendo y, también, de cómo el Señor Tim Rice introdujo cada pequeña frase en las canciones que todas las noches tengo, junto a Uds., el placer de cantar.
No sé si esto suena como una locura, pero es que es tan ridículamente sorprendentemente que.... Wow.
(¸.·´ (¸.·´ .·´*Schehe
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